Leí en una crónica reciente que el tenista Rafa Nadal, durante el último Roland Garros, tenía dos botellas de agua en el suelo, en la zona de descanso. En el momento de beber siempre seguía el mismo ritual; primero bebía de una, enroscaba el tapón, la dejaba en el mismo sitio, luego destapaba la otra, bebía de nuevo, enroscaba otra vez y la dejaba también en su sitio. Así todo el rato. Como si fuera una manía, o una superstición.

En una entrevista de prensa recuperé la anécdota. La entrevistada era a una psiquiatra especializada en el llamado TOC, el Transtorno Obsesivo Compulsivo. La doctora no deducía que Rafa Nadal sufriera TOC sino sencillamente apuntaba que ese era un comportamiento TOC. Y añadía que hay mucha gente que los tiene.

Yo mismo. Pues sí, a qué negarlo. A mí me va a épocas, pero hay momentos en que me da por ir contando las baldosas de la calle, agrupándolas de dos en dos mentalmente. En ocasiones hago la multiplicación para saber con precisión cuántas hay. A veces lo hago también en las escaleras. Es como si me fuera la vida en saber cuántos escalones hay en un tramo (si me descuento, miro para abajo y cuento de nuevo). Si el número de escalones es impar lo sumo a otro tramo impar, hasta que queden perfectamente agrupados en grupos pares ni que sea en mi cabeza. Si estoy en una sala de espera vuelvo a las baldosas. Cuento las enteras, y luego sumo los fragmentos. Si tengo el día, sumo luego las baldosas de cada recta y las multiplico, para saber el número exacto que tiene la sala en la que me encuentro (todo eso mientras todo el mundo lee el Hola o el Pronto, que es lo que hace la gente decente).

Naturalmente, esté dónde esté, en cuanto me doy cuenta de lo que mi cabeza está haciendo me detengo en seco, extrañado por mi actitud mental tan poco sensata. ¿Qué es eso de ir contando baldosas como si me fuera la vida? ¿Qué absurdo es ese de agrupar mentalmente los escalones del metro? ¿Qué coño me importa cuántas baldosas tiene la sala de espera de mi dentista?

Un día supe que eso era un comportamiento TOC y me quedé bastante preocupado. La persona que me informó le quitó importancia y me dijo que casi todos los tenemos (unos cuentan escalones, otros los pasos que dan, y procuran quedarse siempre en número par, o impar, otros cuentan árboles, otros cierran la luz dos veces, otros tocan la puerta levemente con el pie antes de abrirla) y que tenerlo no implica convertirte en un TOC. Simplemente son como pequeños rituales mentales para gestionar el mundo, para abarcarlo, y por tanto para darnos seguridad. Y que esos rituales TOC son tan diversos como diversa es la mente humana.

Podéis leer la entrevista en este ENLACE (de verdad que muy interesante).