La siguiente es también una anécdota verídica. Bajé un día al centro de Barcelona de compras con un amigo. Y tras visitar algunas tiendas, mi amigo quiso entrar en una de material deportivo para comprarse no sé qué prenda. Mientras él se probaba, yo me di una vuelta mirando, con escaso interés, los productos que vendían, y al cabo de un rato, viendo que no acababa, observé en el centro de la tienda unos cómodos sofás donde había otra gente esperando. Me senté y por inercia saqué un libro de la bolsa y me puse a leer. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando llegó el vigilante resuelto y me dijo:
– Señor, aquí no se puede leer.
Le miré sorprendido. Quizá pensaba que había entrado de la calle para sentarme, como quien entra en una cafetería.
– No – sonreí, amable – es que estoy esperando a un amigo que está probándose ropa – dije señalando los probadores
– Da igual – me interrumpió – Puede esperar, pero no leer.
– ¿No puedo leer?
– No señor – y se quedó mirando el libro como diciendo que ya estaba tardando en guardarlo. Lo guardé, claro, y salí a la calle a esperar a mi amigo fuera. Por amor propio, o ajeno, o por amor a la cultura, o sencillamente porque me da la gana, no he vuelto a entrar en esa tienda pija.
Lo digo porque hace unos días, paseando por la misma zona, no pude evitar entrar en la tienda Apple de plaza Catalunya, una de las más grandes del mundo, recién inaugurada. Estaba llena de gente. Me di una vuelta, subí al segundo piso, miré los productos, todos encima de enormes mesas. La gente no preguntaba precios, todos se limitaban a jugar con las maquinitas. En mi paseo me sentí, acaso por primera vez, un miembro destacado de la tercera edad. Lo miré todo como un abuelo mira la novedad. Es lícito: pertenezco a la época en que las tiendas tenían mostrador y a un lado se colocaba el vendedor y en el otro el cliente, y existían unos dispensadores de número a la entrada, y la gente no iba a socializarse sino llanamente a comprar.
No, en la tienda Apple de Barcelona tampoco leía nadie, o casi nadie. Algunos vi aprovechando el wifi y consultando el periódico o el correo. Pero la mayoría se limitaba a jugar.
Pareciera ficción, la primera no es una pija, sino una pinche tienda, jajaja. y la segunda una tragedia. Así son los absurdos en que nos insertan y luego nos preguntamos ¿qué carajos hago aquí? jajaja.
Excelente narración. Odio esas plazas enormes, que se convierten más en parques de diversiones que en “tienderío”, jajaja.
Gran abrazo, lector.
La lógica de que no se pueda leer esta en el hecho de que si te aburres miras la mercancía y, a lo mejor, compras algo.
Lo que jugar, también tiene su lógica: crear adicción y que compres para no dejar la partida empezada.
La mercadotecnia es el arte de crear necesidades inexistentes. Primero nos estudian y luego nos engañan…
Así es desde que se inició la sociedad de consumo.
Eso se llama comprar o miras por fuerza y en lo segundo “las maquinitas” están ganando la batalla…
Mi actitud en la tienda de deportes habría sido idéntica a la tuya, puede que si me hubiera pillado en un momento de esos de chulería que me asolan le hubiera preguntado si dormir y roncar también estaba prohibido ya que esperar resulta muy muy aburrido.
En cuanto a la tienda Apple, pues qué te voy a decir, que si tu te sientes así yo soy una momia, pero los chavales son fieles a la categoría de “masa humana” = “pan y toros”.
Huy lo siento chico, me ha salido un comentario bastante agrio cuando en realidad llevo un día estupendo. Petonets.
Muy bueno, Ramón, mi ancianidad no me permitió ni entrar…. iba con cierta expectación y cuando llegué a la puerta de semejante mole me recordó la basílica del valle de los caídos!!!!!!! Petons!!!!!
Yo, que suelo ser muy borde con las prohibiciones sin sentido, habría exigido al vigilante me mostrase el cartel-letrero-rótulo donde se dijera que estaba prohibido leer y si no hay nada de eso habría pedido el libro de reclamaciones…
He trabajado en un par de sitios muy selectos y de cara al público, así que sé de lo que hablo…
De la tienda Apple ¿qué te digo? si me reconozco una friki (amante de todas las nuevas tecnologías)
Abrazos 🙂
Siento decirte que no me sorprende. Se están cargando la cultura. ¿Sabes a cuantos empleados de salas de cine y teatro van a echar a la calle tras la subida del iva? … pues unos cuantos bastantes.
Lo que sí que me pregunto es si tal prohibición de no leer salió del propio vigilante o la orden le vino dada de una esfera superior (o mejor dicho, inferior). Seguramente en ese momento no se te ocurrió, pero para la próxima que te encuentres en una situación parecida puedes preguntarle “¿Dónde pone que está prohibido leer?”, como bien dice Mariluz.
De los aparatejos paso. El día que me compré lo que llevo para estar localizable, cuando quiero, no me entretuve demasiado. Lo elegí enseguida, pagué y listo. Me aburre soberanamente mirar tiendas de móviles o similar. No creo que sean un mal mayor, pero a los idiotas los idiotiza aún más.
Un saludo.
Solo porque tu lo cuentas y se que no mientes, me lo creo. pero a mi nadie me ha dicho nada nunca por leer en ningún sitio. Y podria decirte un montón de sitios donde he sacado mi libro tan ricamente. el último en la estación de ITV, psanndo la revisión de un coche.
Lo de las maquinitas es otro rollo. El mas gordo i el mas peligroso de todos. Mis nietas estan super enganchadas a los mensajes, i estén donde estén todo el día van con su clic clic clic.
que tengas un buen fin de semana, amigo
Pero no preguntaste el por que no se podia leer ??
supongo que habria un porque ?
Viví algo parecido en un Cementerio en Centroamérica.
Lo de las maquinas, la nueva comunicación me suena a una religión sectaria que día a día terminar por adormecer hasta nuestros instintos.
Un abrazo
Me parece inaudito lo de no dejarte leer en la tienda mientras esperas.No puedo entender esa norma, ni tienda pija ni ná ¡son unos bordes!
Respecto a la tienda “Apel”, es otro concepto de tienda que nada tiene que ver con la tradicional; en esta trabajan unos 300 empleados,muy jovenes y muy atentos, ya he ido a comprar y a verla porque cada día me gusta más todo lo “Apel”; dan clases (gratuitas) en la tercera planta, para aprender a manejar los diversos “caprichos” que tienen…es una locura, pero me gusta.
Ramón, como ya te felicité en su día …hoy ¡psssst!….”no digo nada”…
pero te mando un beso grande.
Anna J.R.
Yo como Mariluzgh, pido el libro de reclamacines inmediatamente y monto la de Dios!
No puedo creerlo. Es como si lo hubiese educado Rajoy. Pero es que pensarán que los terroristas leen antes de poner una bomba o los ladrones antes del atraco??? Por diossssssssssss!!!
Hola Ramón.
Evidenment som un pais de cultura, estic una mica irónica saps.
Doncs mira, jo quan vaig a algun Centre Comercial, fulleijo llibres que estan en venta, mai m´en dit rés.
Es clar que el que els hi interesa es vendre.
Avui es San Ramón, jo et felicito avui i desitjo que siguis feliç tots els díes.
Una abraçada desde Valencia, Montserrat.
¿Leer? ¿Y eso qué es? ¿Para qué sirve? ¿Da dinero? Hablas del siglo XX como si vivieras todavía en él. Hoy no se lleva leer y se puede llegar a considerar una adicción. Todo entra por los ojos y los oídos que es mucho más fácil de entender, sobre todo si se trata de crear consumistas.
Salud y República
D’ençà la mort de Déu de Nietzsche hem entrat en un món on el discurs capitalista, necessari si no s’abusa, s’ha aliat amb l’universitari, també necessari sense abusar-ho, i ha fet el que coneixem, un món on tot és gaudi, instint de mort, de tant consumeixes tant vals, o quelcom de semblant, el mal és que si el capitalisme mor, que manté la difícil possibilitat de protestar i poder posar entrebanc als deliris del seu discurs en les urnes i en els foros públics podem entrar en un món on el discurs ja no siga el capitalista sinó el de l’amo, aliat aquesta vegada també amb l’universitari, i si els dos primers són difícils de rebatre imagina’t els dos segons.
Imagina’t que li dius a un metge: _Vostè em diu que em prenga aquesta píndola o que m’opere d’açò, d’això o d’allò i jo no vull. O simplement que intentes rebatre un argument científic amb la filosofia. Senzillament et prenen o per boig o per un factor d’una secta estranya, ja et dic serà molt difícil poder llegir o parlar de les nostres coses en el món, que si no m’equivoque, ens ve, de ciència i amo, i hem d’intentar que capital i ciència en el present no ens compliquen la llibertat i la vida, sobretot als que necessitem fer-nos un discurs, o escriure o parlar o fer política, perquè també hi ha homes que no són calents sinó freds que ténen tot el dret com els calents a fer política.
Una forta abraçada i fins un altre article, de:
Vicent
Pues yo estoy seguro que me siento en un sofá o una silla, que quieren vender en seguida y no me dejan leer ni el periódico. Quizás no tendrá ningún libro de reclamaciones, es verdad, pero ellos saben que casi nadie lo va a pedir. El de seguridad está a allí para que Ramon compre el sofá en cinco minutos, y en las maquinitas al revés. Allí podrán estar hasta que aprendan el funcionamiento. Son tácticas de venta, nada más.
Felicitats, Ramon!!
Una abraçada
Em punxen i no em trauen ni gota de sang!
Et va dir que no es podia llegir…
Mare de Déu Santa!
No entenc el món, no l’entenc…ni ganes!
Espere no trobar-me mai en una situació així, no se pas com reaccionaria, no ho se1
Una abraçada Ramón.
Qué cachoburro el tío! esto me ha hecho recordar lo que ocurrió hace unos cuantos años, creo que en Cáceres, un guardia municipal puso una denuncia con multa a una librería por tener un cuadro de “La maja desnuda” en el escaparate, ya que lo consideraba indecoroso. Si es que….país de pandereta y olé.
Un abrazo.
La primera anecdota, realmente increible, puede ser debido a que quieren que mires por si caes en la tentación de comprar algo, pero que literalmente te prohiban leer, no se me recuerda a Farenheit 451. Alucinante.
La segunda me da la sensación de que es un paso más a la deshumanización de esta sociedad que únicamente desea un consumo masivo, sin valorar otras cosas.
Un abrazo
Hombre yo hubiera puesto aquí que tienda era. Cuando los futuros clientes entren buscando información, se iban a dar con la sorpresa de que allí no se puede leer. Y eso a la empresa, no le haría mucha gracia.
Pero yo es que la monto. Porque si no se puede leer, no se puede leer. Y entonces no voy a leer el tickect de la factura porque no puedo. Y voy a pedir una hoja de reclamaciones que no podré rellenar porque no se puede leer…. y te juro que salgo en el telediario de la dos 😀
Jajajaja ¡¡está bueno eso… si no se puede leer, no se puede leer NA DE NÁ ¡¡ bien ¡¡
Saludos.
Buffffffffffffffffffffff Ramón, si me lo dice a mi acabamos en la comisaria jajajajaj, porque hubiera montado el pollo.
Si es es ser de la tercera edad, pues que viva la tercera edad xxxDDD!!!
Petons
Torno a escriure el que havia enviat i no sé perquè no t’ha arribat. Bé, deia, que potser si haguessis estat llegint en un llibre electrònic no t’haurien dir res, jajaja Ës molt surrealista, la veritat.
Un petonet, Ramón
“¡Cuando oigo la palabra “cultura”, echo mano a mi pistola!” Et sona?
Potser sí que el llibre és un artefacte perillós!