Hay un tema en la poesía popular europea que nos provoca una sonrisa, y en muchas ocasiones nos procura una emoción humana muy tierna. En una época en que las mujeres estaban destinadas ya desde la cuna o a un matrimonio con un hombre que generalmente les doblaba la edad o a la vida religiosa, el género de la malmaridada y de la malmonjada nos provoca una sonrisa y bastante comprensión. Hay breves poemas compuestos por mujeres (o escritos por clérigos pero inspirados en cantos femeninos todavía más antiguos), que han llegado hasta nosotros gracias a las recopilaciones cancioneriles de los siglos XV y XVI.
Hace poco descubrí una encantadora entrada en el blog de mi culto amigo Ramon Carreté (su blog, Amb vetusta gonella, siempre es un oasis para el aprendizaje y para la amenidad). Carreté citaba y actualizaba un poema del tema de la malmonjada escrito en un catalán antiguo que no era fácil entender. Me atrevo a traducirlo a partir de la actualización prosificada que el propio Ramon Carreté propone en su blog.
“Pobre de mí, más me hubiera valido estar casada o tener un amante cortés que haber sido monja. Me hicieron monja a pesar mío y un gran pecado cometieron; que Dios dé un mal año y castigue a aquellos que hicieron esto conmigo. Que si yo hubiera sabido lo que me esperaba (porque entonces era excesivamente inocente) aunque me hubieran regalado Montagut entero yo no hubiera entrado”
El poema aquí traducido carece de los elementos poéticos que en una actualización/traducción necesariamente se han perdido. Pero nos emociona la voz femenina, el lamento, la queja, la ausencia de retoricismos: la chica vive amargada en el convento, lugar donde la metieron en una época en que las mujeres sencillamente no tenían voz.
Leer la entrada de Ramon Carreté me llevó a medio recordar un antiquísimo poema sobre la malmonjada de la lírica tradicional castellana. En ese poema una voz señala un marco narrativo muy tenue: un caballero sevillano entra en el huerto de un convento para coger unos limones (indudable ironía la del narrador) y allí se encuentra con una monja que, lejos de escandalizarse, decide aprovecharse del agradable mozo. Se aprovechan juntos, de hecho. Esta monja, la del poema que ahora voy a citar, es como la del poema catalán pero con diez años más: harta ya de quejarse y llorar, decide aprovechar el momento. Y al final del encuentro ella le pide un beso de despedida “siquiera por el daño que me habéis hecho”. Una pequeña maravilla poética:
-Gentil caballero,
dédesme hora un beso,
siquiera por el daño
que me habéis hecho.
Venía el caballero,
venía de Sevilla,
en huerta de monjas
limones cogía,
y la prioresa
prenda le pedía:
-Siquiera por el daño
que me habéis hecho.
Si que es bonito, si. Salut
Ay Ramón, y nunca pararemos de quejarnos, me siento tan afortunada de haber nacido en mis circunstancias espacio temporales, al margen del sexo. Es un verso tan inocente, aunque las hembras árabes en los gineceos, a pesar del “macho dominante”, las más listas, digo, lo tenían claro. Jajjj. Las Castellanas mucho me temo que eran más “corticas”, en general, siempre en términos generales. Lo digo por toda la sangre mora (debe ser mucha) que corre por mis venas. Petonets.
Bona nit Ramón: Els classics en parlàven dels casos de donzelles o vídues tancades a un convent,contra la seua voluntat. en hi ha de molt xocants. I de rondalles també. només cal recordar a Jose zorrilla, y el Tenorio, com a molt poétic. Peró el que em fa rumiar a mí, i m’enutge es com el pare (sempre els homes), ell decidía per la noia, sense cap mirament, ni consideració . Com els talibans, ara mateix. Vaja!
Daño dice la hermana, pero anda que no lo pasaría bien.
Mi padre decía que las monjas se casan con Dios, porque no hay dios, refiriendose a los hombres, que se case con ellas.
BESICOS.
Se la deduce virgen por aquello del daño que la hizo jajaja pobre, pero necesitaba más y le pide beso…me pregunto si no habria forma de escapar de los conventos para no volver en aquellos tiempos del poema.
Es un placer leerte.
Un abrazo.
“Això és mamella de monja” diu la sabiduria popular. Qui en va tastar fou testimoni d’una monja que s’havia de justificar en un “siquiera por el daño
que me habéis hecho”.
És curiós com el llibre de Voltaire, “La monja” si no recordo malament les dades, fou decissiu malgrat el seu anticlericlarisme -o potser per això- a acabar amb el segrestament de tantes persones dintre de murs de clausura!
Vaig botant de recors en records…la literatura sempre em fa sentir viva i replantejar-me molts fets actuals que veiem com a “normals”…també mire amb respecte i extranyesa la manera d’abans de viure. I em pare a pensar que tot ha canviat en la forma…i desgraciadament encara queden resquícies del fons.
En el món actual hi ha moltes dones “malmonjades” o “malcasades” i estem a l’any 2012…
Ara veig a la Carmesina del TIRANT LO BLANCH com una dona moderna després de pensar profundament amb la situació actual d’algunes dones, almenys ella va fer sempre el que volia fer, malgarat la seva obsessió de no perdre la virginitat abans del seu casament i també malgrat la manipulació que van fer amb el seu caràcter tant dèbil.
L’afusellament de la dona afgana que surt per tot arreu em posa els pels de punta…
Pot ser abans se les respectava més, ja siga a l’orient o a l’occident?
Gràcies per deixar que puga expressar-me al teu blog amic i per fer-me pensar.
Abraçades.
Malauradament el destí no canviava gaire de ser monja a ser casada i també trobem consideracions en aquest sentit, la mateixa santa Teresa ens deixa entreveure en algun text que per anar patint part sobre part potser millor ser monja, és clar que tampoc no era el mateix una monja amb diners que sense.
Les llimones tenen molta simbologia eròtica.
En una clave menos dramática (aunque no menos trágica) están algunos cuentos del Decameron que abordan el tema -me acuerdo en concreto del jardinero mudo al que las monjas consiguen hacer hablar (¡milagro!) para decir “basta, no puedo más”-.
Ese tipo de situaciones demuestran, espero, que no es verdad aquéllo de cualquier tiempo pasado fue mejor, sinó que poquito a poquito vamos mejorando en algo. No en todo ni mucho, pero algo…
Hace ya mucho tiempo (lo regalé a un buen amigo, ya fallecido) tenía yo un libro titulado “poesía erótica castellana” y ahí aparecía un poema que seguramente conoces, titulado “el panadizo”. Lo he buscado en internet y aparece en cantidad de blogs y comentarios, ese entre otros
http://maytegordocano.blogspot.com.es/2009/03/el-panadizo.html
Con lo cual se demuestra que no todas lo pasaban tan mal y sobre todo, dónde los buenos frailes tenían su harem, teta de novicia incluída.
Cuánto nos ilumina con sus palabras, usted! Estas cosas no las he aprendido en Universidad. Un abrazo.
¡Qué bueno que la monja no esté sola bajo el limonero!
Ante tanta imposición es normal que las mujeres buscaran estrategias para encontrar un poquito de felicidad, hasta cogiendo limones.
(Visitaré el blog de tu amigo)
Estupenda entrada, Ramón.
Un abrazo.
Hay mucha literatura, y muy buena, detrás de las tapias de los conventos.
Simpatica la entrada.
Un saludo.
La religión y la picaresca van cogidas de la mano, los conventos siempre han sido temas muy literario tanto en lo espiritual como en terrenal, un saludo.
En aquellos tiempos las reglas del juego eran : un hijo sacerdote, otro militar y una hija monja. Es así, verdad? Yo no sabria que elegir, si casada o monja. Imagino que algún caso habrá además de los cuentos del Decameron . He oído que era más frecuente entre un cura de pueblo y su ama de llaves Siempre había una sobrina o un sobrino de filiación dudosa, ejemmm…
Una abraçada
vitamina pura
Una entrada deliciosa, Ramón, y divertida. Y es que la literatura coge buenas muestras de las picardías de los célibes. También el cine, también.
Gracias por las sonrisas y un beso.
En las cantigas de Maldicir galaico-portuguesas también son las monjas y las abadesas muchas veces las protagonistas.
Bicos
Nos has traído parte de la fina ironía que se ha perdido irremisiblemente en la literatura actual… claro que todo va con los tiempos, hoy las religiosas -hasta las enclaustradas- disponen de conexión a internet y mariposean por los blogs y redes sociales, regalando besos y abrazos virtuales… ¡¡qué cosas, amigo!! 😉
Con la ilusión de que algún día dejen de ser virtuales, aquí te dejo un par de abrazos 🙂
Gracias, Ramón. Desconocía esta hermosa canción medieval. Buscándola por Google he encontrado un fragmento en este libro, que recoge otras muchas canciones de monjas insatisfechas:
Graziella S. DAICHMAN: Wayward Nuns in Medieval Littérature. Syracuse University Press, New York 1986.
Como de costumbre, la versión gratuita disponible en Google Books es incompleta, y por desgracia se omiten precisamente las páginas finales en donde se referencian las notas y se cita la bibliografía, por cuya razón no puedo a mi vez ofrecer más datos respecto a las autorías y ediciones de estos textos (excepto los más conocidos, el Arcipreste entre otros).
Citaré algunas de las canciones que me han llamado la atención:
Je di trop envis vespres ne complies […]
Elle s’escriait : Com seuy esvaihie !
E Deus, ki m’ait mis em ceste abaie!
maix ieu em istrai per Sancte Mairie,
ke ni vestirai cotte ni bonnete.
(Rezo a disgusto las vísperas y completas… Ella exclamaba : ¡Cuán desgraciada soy ! Oh Dios, ¿quién me ha metido en esta abadía? Pero yo me iré, por Santa María, que no vestiré ni toca ni hábito.)
Il y a une nonne
malade dedans.
—Dites-moi, nonnette,
de quoi avez-vous faim ?
—De pommes blanchettes
et d’un garçon jeune.
—N’en mangez pas, nonnette,
on vous enterrait
pas dans une église
ni même au couvent,
mais au cimetière
avec des pauvres gens.
(Dentro hay una monja enferma. – Decidme, monjita, ¿de qué tenéis hambre? – De manzanas blancas y de un chico joven. – No comáis, monjita, que no os enterrarían ni en una iglesia ni siquiera en el convento, sino en el cementerio con la gente pobre.)
Mon père n’à fille que moy,
il a juré la sienne foy, guoy,
trépignez-vous, trépignez,
trépignez-vous comme moy.
Il a juré la sienne foy
que nonnette fera de moy, guoy,
trépignez-vous…
J’aimerois mieux mary avoir
qui m’y baisait la nuyt trois foys, guoy,
trépignez-vous…
(Mi padre no tiene más hija que yo; ha jurado por su fe, ay, bailad, bailad como yo. Ha jurado por su fe que una monja hará de mí, ay, bailad… Más quisiera tener un marido que me hiciera el amor tres veces cada noche, ay, bailad… )
Y algunos fragmentos de obras del Romancero español:
¿Agora que sé de amor me metéis monja?
¡Ay, Dios, qué grave cosa!
Agora que sé d’amor de caballero,
agora me metéis monja en el monasterio.
¡Ay, Dios, qué grave cosa!
Agora que soy niña
quiero alegrúa,
que no se sirve a Dios
de mi monjía.
Aunque me vedes
morenica en el agua,
no seré fraila.
No quiero ser monja, no,
que niña namoradica so.
Dejadme con mi placer,
con mi placer y alegría,
dejadme con mi porfía,
que niña malpenadica so.
¿Cómo queréis, madre,
que yo a Dios sirva,
siguiéndome el amor
a la contina?
Monja yo no entiendo ser,
aunque mi padre lo quiera:
yo soy moza casadera.
Gràcies, Ramon!
Ramon, les primeres no les coneixia, la darrera sí i crec que n’hi ha diverses versions. Noi, quina manera d’enriquir una entrada: tinc la sensació de què és més interessant el teu comentari que l’entrada mateixa, jaja. Les gràcies a tu, Ramon.
Lo han dicho antes, me ha recordado el Decameron y aquella escena del jardinero, genial en la película de Passolini, aquella trilogía que me gustó tanto de adolescente: Los cuentos de Canterbury, El Decaméron y las mil y una noches.
Tengo una prima Monja en un convento de clausura en Arcos de la Frontera….preguntaré si hay limoneros en su huerto.jajajaja. saludos y gracias por tus palabras en mi blog.
¿sabes aquel que dice…jejejeje, (al estilo Eugeni), las monjas son como las fichas del parchis…?…
pues eso, debajo del limonero, del naranjo o del nisprero, es hora de que todo el mundo se tome las licencias que pueda, ¡como esta mandao!….y las monjas las primeras…
Petons, Ramon
Seguro que si se le pide a alguien que cuente un chiste de curas y monjas recuerda alguno de inmediato, a mí me ha pasado al leer esta entrada. A escondidas leía El Decamerón que tenía mi hermano, mayor que yo, y la parte de las monjas es la que más me gustaba, seguramente por ser la más pecaminosa.
Retroenllaç: Malmonjades (VIII) | desdunraconetpropi