Hay quien sigue pensando que dos meses de vacaciones para los profesores y maestros es mucho tiempo. Podría decirles muchas cosas pero uno también se cansa de hacer pedagogía fuera del trabajo. Digamos sólo que la docencia está francamente mal, y no sólo por los famosos recortes que nos obligan a trabajar más por menos (eso sería la tónica de todos los trabajos, no sólo del mío). Podría resumir diciendo que el mío es un trabajo que tiene grandes gratificaciones pero también momentos francamente muy duros. No es un trabajo cómodo, ni fácil, ni agradable muchas veces, y menos si el centro en que uno trabaja tiene su dosis de insalubridad en forma de alumnos y familias digamos que corrosivos.

Pero dejando de lado los problemas de los que más se habla, que son los problemas de disciplina en los centros (un tema que amenaza con convertirse en un asunto muy serio, al menos en muchos lugares, y que es más que los recortes la verdadera amenaza de la enseñanza pública) dejando de lado estos problemas, el trabajo tampoco no es descansado. Pero el trabajo, si se hace en condiciones, no nos asusta.

A lo largo del curso corrijo dos tipos de ejercicios: los trabajos temáticos y los controles o exámenes. Dejé de lado los trabajos temáticos, porque los devuelvo una vez revisados. Pero los exámenes, que nos quedamos en el departamento al menos durante un año, los fui fotografiando a lo largo de todo el curso, a medida que iba depositándolos en el lugar donde los dejo. Uno acaba leyendo, en volumen, algo así como un Quijote, una Anna Karenina, unos Hermanos Karamazov y casi si me apuran los tres primeros tomos de la Recherche. Porque como digo, a lo que ven, se le deben sumar los trabajos temáticos varios (que si ciertos mitos, que si Garcilaso de la Vega, que si el comentario de un poema, que si un trabajo sobre cierta lectura, que si una tanda de oraciones subordinadas adjetivas…)

En fin, que estoy de vacaciones. Y que rabien los envidiosos que os juro que me las he ganado.


Adenda: No hay nada más triste que recibir en el móvil mensajes de “Felicidades” el último día de vacaciones, el 31 de agosto (San Ramón). Para que no se repita anuncio oficialmente que a partir de este año cambio mi día del santo: será el día 1 de julio (el primer día de vacaciones). ¡Me gustará mucho recibir vuestras felicitaciones y lo haré con un humor inmejorable!