Quienes leyeron en su día El señor de los anillos, o en su defecto quienes vieron la trilogía, saben qué es Mordor. Lo que seguramente nadie sabe es que Mordor se ha trasladado a la Diagonal de Barcelona.
Ahí, en la parte alta de la ciudad, ya en el trayecto de salida hacia la autopista, se encuentran las oficinas principales de La Caixa y es donde se organizan desde hace mucho caceroladas contra esa entidad bancaria y contra todo un sistema que nos afecta y nos ahoga (y nos miente). Una forma de queja como cualquier otra, que seguramente servirá para bien poco. El miércoles pasado, cuando iba a reunirme con unas amigas del blog, pasé por ahí y me encontré con la cacerolada. Ni los diarios, ni tv3, ni tve, ni ninguna otra tele se ocupan de ese ruido discreto. Y es que cuando se tiene mucho dinero se puede amenazar: si hablas de Mordor se acabó la publicidad o las ayudas. Y entonces, todos callados. Y qué viva la libertad de prensa.
Mordor se puede seguir por internet, claro, eso sí. Basta con escribir La Caixa Mordor o OccupyMordor en google y obtienes toda la información que no se da en los medios. No sé si sirve para algo. Es descorazonador observar que la única herencia visible del 15M un año después ha sido la mayoría absoluta del PP y un recrudecimiento de todo lo demás. Pero si hemos de creer, que ya no lo sé, que es posible cambiar algo, entonces hacer ruido puede ser un camino, aunque la solución quede, me temo, más bien lejos. Yo, que siempre he sido crítico con los excesos derivados del 15M, sí que pienso que es necesario decirles a la cara de los chorizos que sabemos que lo son. Yo, que me he enfadado con esos violentos que recorrían nuestras manifestaciones con la cara cubierta quemando cafeterías y mobiliario urbano, estoy convencido de que dar la cara y decir lo que se piensa es un acto necesario. Ni que sea a gritos. A caceroladas. A pitidos. A claxonazos.
Pero esta entrada deriva inevitablemente hacia algo que me estoy preguntando en estos últimos días. Visto el lugar en el que nos encontramos tras un año de movilizaciones y observando cómo el sistema es capaz de resguardar su podredumbre, a veces me planteo si no sería mejor vivir sin saber nada. Sé que no, pero a veces pienso que sí. Saber sólo nos lleva a enfadarnos, a hacernos mala sangre, a poco más.
Lo de Bankia ha sido la gota que ha colmado mi vaso. Un rescate millonario en plena era de recortes, con indemnizaciones de 14 millones de euros, debería ser sencillamente ilegal. Si a esto, que me parece un despropósito delicitivo sin más, le sumamos otros episodios no directamente relacionados pero que configuran nuestro asqueroso status quo (jueces sancionados por investigar el franquismo, subvenciones opacas, dinero público desviado oportunamente, partidos políticos financiados de forma irregular también con dinero público, yernos reales transmutados en vulgares delincuentes, amnistías fiscales que beneficiarán a los de siempre, iniciativas para destruir legalmente los pocos quilómetros de costa virgen que quedan en la península…) el panorama es desolador.
Para acabar se me permitirá un apunte y una anécdota personal. El pasado domingo emitieron un reportaje muy interesante en el programa 30Minuts de tv3. Versaba sobre las Participaciones Preferentes y la constatación de que los bancos nos han engañado. Dichas participaciones, un producto a medio camino entre la deuda y las acciones, eran vendidas a gente humilde que pensaba que estaba colocando su dinero a plazo fijo. Si ahora quieren recuperar su dinero han de vender las preferentes a otros clientes que pudieran estar interesados, pues es un producto que el banco nunca compra (producto a perpetuidad, los llaman). Y naturalmente, ya nadie las quiere, porque actualmente carecen de valor. Les engañaron, ninguno de ellos sabía que estaba especulando a gran riesgo. Muchísimas familias se encuentran actualmente con que han perdido todos sus ahorros porque les engañaron. Muchos de ellos, obvia decirlo, gente mayor, ancianos, que cometieron el error de confiar en sus bancos y en banqueros sin escrúpulos.
Y ahora la anécdota. Mi familia y yo estamos ahorrando para hacer obras en nuestra casa de montaña (aquí y aquí). Como sabíamos que las obras iban a ser caras decidimos recoger mensualmente un dinero entre todos y hacer las obras en cuanto pudiéramos. Colocamos el dinero en el banco, en una libreta. En seguida nos llamaron para ofrecernos productos maravillosos que no quisimos. Al final, para que rindiera un poco más, lo colocamos en un producto de riesgo cero, que podía ser vendido sin penalización en cuanto deseáramos, y cuya única ventaja es que nos ofrecía un tanto por ciento un poco mayor del que ofrecía una libreta a la vista. Un año después, en el momento de revisarlo, descubrimos que llanamente nos habían engañado. Habíamos perdido mil euros, que no es ninguna fortuna pero es una canallada igual. Habían colocado el dinero en bolsa. ¿Qué haces en esa circunstancia? ¿Denuncias? Pero, ¿a quién, si la caja en la que lo compraste ya no existe por culpa de las múltiples fusiones, y además los empleados hoy están aquí y mañana allí?
Sí, hay motivos para pitar en Mordor. En todos los Mordores financieros del mundo entero. OccupyMordor, pues.
Otro tema sobre el que charlar largo y tendido. Hará como dos o tres años, o más, que no me fío de los bancos, en ellos nada que no sea lo justo, y en cuenta sin intereses, porque a la larga, si no eres millonario, en pequeñas cantidades una mierda de intereses, son eso, una mierda. Perdón por la expresión, traduces el riesgo de perder los intereses en cafés que dejas de tomarte o cañas con los amigos y eso…. una m. pinchá en un palo. Odio con toda mi alma , bueno mejor me dan pena, quiero decir que no los quiero ni ver en pintura a todos esos ejecutivos, igual que políticos o tantos otros “funcionarios” que hablan con tanto conocimiento de causa y luego en el fondo saben eso…. otra m. mejor dicho dos o tres, proporcionalmente directas a su soberbia.
Del resto mejor no seguir porque no me conviene encenderme, no sirve de nada, salvo las decisiones que tome de puertas adentro y esas no afectarán al capital bancario, jajj te lo puedo asegurar. Bueno y no sigo que hoy estoy muy reivindicativa, claro que Venus se va a dar de bruces con el sol y servidora tiene a ese planetita en pleno ascendente en 1º de Sagitario en conjunción con Quirón, Adiós que me voy a por un cortafuegos para no quemarme más de lo debido. Petonets.
Cada vez que leo la situación de España y la de los países a los que azota estos desmanes en todo sentido siento, que es la misma historia de mi país pero en distinto lugar, nada más.
Un abrazo
Mordor o como se quiera llamar, pero lo cierto es que estamos viviendo en el infierno, rodeados de canallas por todos los lados, pilotados por ineptos, saqueados por quienes son los responsables del desastre… Podría continuar, vomitar mi grandísima preocupación por todo lo que estamos viviendo, pero no me apetece ahora, he decidido intentar evadirme un poco, que últimamente tengo encogido el corazón y una preocupación enorme por esta España de trapicheos insufribles, de corrupción a todos los niveles.
Tampoco sé para qué sirve protestar, pero es lo único que nos queda, de momento al menos.
Ojalá sepamos articular una alternativa, porque estamos abocados al desastre, si no estamos ya en el, que me temo que sí..
Es desolador, la poca vergüenza y la impunidad que tienen.
Bonito pueblo :).
Un saludo!
Hola Ramón: no se si és o serà veritat. Jo crec que estem passant una Gran Guerra. incruenta, això si, però guerra, i a més guerra bruta. S’esta destruint tot com en un bombardeig; empreses, botigues, despatxos, i tota mena de bens materials, i lo que es pitjor s’acabe també, la dignitat, la serietat, la bondat, la paciència, i els quartos.
Si seguim de la mateixa manera, gaire temps més, no quedarà ni l’apuntador.
Si, potser que un faig un gra massa, però temps al tems. De moment ja em dones la raò de que la ignorància, es un bon lloc on amagar-se, del enemic. El no saber rés es com una trinxera, que et deixe ajupir, quan el franc-tirador de torn, et vol aniquilar.
Es un refugi, poc valent, però molt efectiu.
A nosaltres també ens han polit, un pla de pensions, que desprès del sacrifici, que es arreplegar cada més una quantitat per tenir una bellesa una mica més folgada, dons ara ja no ens hi queda quasi res. També ens van enganyar, com a tantes persones, d’aquest país. Però, els directius de tots el bancs,en veure que la casa es cremava, van fugir com esperitats, i amb les butxaques plenes. Salvis qui pugui….!!!
T’envio una abraçada.
Buffff, tinc por de que tornin els dictadors, aixó es brou de cultiu per ells….estic tant triste de aquesta situació…
Petons
Ramón, entiendo tu desencanto que es el mio y de todos. Siento mucho que te hayan “robado” esos mil euros que con tanto cariño habeis ido guardando para restaurar la casita del pueblo. Recuerdo perfectamente una entrada con preciosas fotografias que nos mostrastes.
Es tremendo. A veces necesito evadirme para no caer en el pesimismo y poder seguir confiando en que saldremos adelante. La rabia me paraliza `porque no entiendo como pueden hacer lo que hacen sin ningun escrúpulo y sin que la justicia tome cartas en el asunto. En fín, querido amigo, duele el álma
Y qué tal guardar el dinero en un ladrillo como antaño??
PUes mira , no soy violento, pero estas caceloradas y tal , a ellos les hace partirse de risa. No hay que protestar en la puerta del banco. Hay que protestar en la puerta de la casa del que trabaja en el banco. Joderle a él y a sus familias, igual que nos joden a nosotros.
A mi padre, le metieron unas acciones preferentes sin tener ni idea, gracias a que el que le atendió era honrado y pudo rescatarlas, en el BBVA. Pero en otros sitios han sido una ruina.
Lo dicho, a protestar a casa de la gente. No a los organismos. Esos cierran a las tres.
Ya me duele la boca de decir que son unos sinvergüenzas y unos ladrones, siempre engañando al honrado, al trabajador, al humilde que deposita sus ahorros de toda la vida. ¡Asco dan¡
Más besos
¡¡Qué arte, poner Mordor en la Caixa!! desde luego es canallesca la actuación de los banqueros que obligan a sus trabajadores (los bancarios) a mentir y robar y dar la callada por respuesta cuando el cliente va a por sus dineros. Porque no olvidemos ¡¡EL DINERO ES NUESTRO!! ellos ‘supuestamente’ lo cuidan y vigilan, cuando la realidad es que se lo gastan y nos dejan en la más absoluta ruina. Son ladrones y merecen la cárcel. Los banqueros, no los bancarios; que quede claro.
abrazos para ti, sin cacerolas