Existe un poeta catalán por el que siento un afecto especial. Acabó convertido en símbolo, posiblemente a causa de que lo viéramos todos languidecer por una enfermedad cruel que no lo convirtió en mejor poeta pero sí en más popular. Cuando murió las letras catalanas se sintieron algo más desamparadas, porque además de popular era efectivamente un poeta excelso.
Se llamaba, se llama, Miquel Martí i Pol, y he deseado empezar Accés a Maians con él porque su voz, sin pretenderlo, estuvo presente en mis dos blogs anteriores. En el primero hablé, en general, de su obra poética centrándome en la de corte social que tanto me gusta. Cité, por ejemplo, su poema dedicado a Soledat González, una empleada de la fábrica en que trabajaba, una humilde mujer extremeña que limpiaba los lavabos. Con motivo de su muerte el poeta le dedica unos versos sencillos y la convierte en símbolo del paso del tiempo y del inevitable encontronazo de todos con la muerte. Unos versos finales en los que se resiste al panegírico fácil (“Avui seria fàcil estibar meravelles”) y donde opta por el canto social (Soledad huyendo de su pueblo debido a la miseria) y por la parte humana y de desánimo en esos dos versos finales que no precisan de traducción:

“Avui seria fàcil estibar meravelles.
La Soldedat, l’havien
foragitada del seu poble
en acabar la guerra.
Tot el que es perd, es perd per sempre:
vosaltres, jo, la Soledat González…”

Hablé poco en esa entrada de la hermosa poesía amorosa de Martí i Pol, quizá porque es la más conocida. Pero es tan bonita que algún amigo me lo recriminó un poco. Puse, eso sí, su hermosísimo poema “Molt he estimat i molt estimo encara”, con el cual me atrevo a una traducción ahora, para quien no lo conozca.

“Molt he estimat i molt estimo encara.
Ho dic content i fins un poc sorprès
de tant d’amor que tot ho clarifica.
Molt he estimat i estimaré molt més
sense cap llei de mirament ni traves
que m’escatimin el fondo plaer
que molta gent dirà incomprensible.
Ho dic content: molt he estimat i molt
he d’estimar. Vull que tothom ho sàpiga.
Des de l’altura clara d’aquest cos
que em fa de tornaveu o de resposta
quan el desig reclama plenituds,
des de la intensitat d’una mirada
o bé des de l’escuma d’un sol bes,
proclamo el meu amor, el legitimo.”

“He amado mucho y aún sigo amando.
Lo digo con alegría y extrañeza
por tanto amor que todo lo ilumina.
He amado mucho y aún sigo amando,
sin miramientos ni trabas
que puedan sustraerme el placer profundo
que muchos no entenderán.
Lo digo contento: he amado mucho y mucho
amaré aún. Quiero que todos lo sepan.
Desde la altura clara de este cuerpo
convertido en eco o en respuesta
al reclamar el deseo plenitudes,
desde la intensidad de una mirada,
o quizá desde la espuma de un solo beso
proclamo mi amor, lo legitimo.”

Estimada Marta es un poemario dedicado a una mujer ideal, a una mujer que nunca existió, pero que es compendio de todas las mujeres amadas o soñadas. La poesía amorosa de Estimada Marta es triste, porque expresa un anhelo que nunca podrá ser, pero a la vez es enormemente intensa, sublimada desde los fondos de una sensibilidad gozosa.

Son los silencios inevitables los que la hacen presente:

Aquests profunds silencis plens de tu,
aquests silencis clars i vehements,
tan plens de tu que ja tot hi és sobrer;

El amor ha llegado como un vendaval que ha trastocado la vida toda, y que ha dotado de sentido los huecos de la existencia:

Marta, l’embruix de tu m’ha tant sotmès
que ja ni em dol la vida que no visc
i em perdo amb tu per llocs inconeguts
i no hi ha espai entre el teu cos i el meu.

Este libro, Estimada Marta, me cautivó hace ya años, y quería expresar, desde esa voz que Federico definió como la voz del enamorado, lo que Martí i Pol significa en mi vida. Por ese motivo con él abro este nuevo blog. Y también porque Martí i Pol y Antonio Machado son las dos únicas voces de las que, sin pretenderlo, he hablado en mis dos blogs anteriores. Porque en El Far de Maians los uní a ambos, con el cariño que les tengo, para rescatar un poema extraordinario del catalán dedicado al andaluz. De lo que pensó y de lo que sintió el catalán ante la tumba del sevillano.

Lo único que puede parecer discordante en esta entrada es la noria que hay debajo. Esa foto, justo esa, es la que encabezó los dos blogs precedentes. No iba a ser menos esta tercera ocasión. Porque la noria, si la limpiamos de connotaciones de televisión basura, es el juguete que da vueltas y permite verlo todo desde distintas perspectivas.
Estuvo bien esa primera foto, en el lejano mayo de 2008. Estuvo bien también en junio de 2010. Sin pretenderlo se convirtió en una declaración de intenciones que mantiene toda su vigencia.